Main logo

Medina Mora: bomba de profundidad

La defenestración de Eduardo Medina Mora en la Corte, atraerá efectos perniciosos en diversos planos. | Roberto Rock

Por
Escrito en OPINIÓN el

Bien establece el principio clásico que, en política, siempre se escoge entre dos males, buscando que la selección realizada suponga el menor daño posible. Las equivocaciones suelen ser muy dolorosas.

La defenestración de Eduardo Medina Mora en la Corte, concebida al menos desde junio en el equipo de Palacio Nacional, atraerá efectos perniciosos en diversos planos, el más grave de ellos dentro del Poder Judicial de la Federación. Es imposible saber cómo pudo evolucionar esta historia con un proceso diferente; esto es, llevando al polémico abogado ante un juicio de procedencia ante el Senado del que resultara destituido y sometido a proceso penal. Pero la propia práctica política alerta que el verbo “hubiera” no sólo no existe, sino que en este campo queda reservado para los tontos.

El enigma que se abre ahora es el impacto que tendrá el “affaire Medina Mora” para la gobernabilidad de la Corte y en particular para la gestión del ministro presidente, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, que aún no cumple su primer año en el cargo, de cuatro posibles. Cualquier cálculo debe imaginar el efecto de una bomba de profundidad.

Litigante de prestigio, Zaldívar llegó al tribunal como un externo que despertó tantos entusiasmos, por su prestigio público, como reservas por tratarse de alguien ignorante de los usos y costumbres del exclusivo gremio de jueces y magistrados, que en los meses recientes le han cobrado un auténtico derecho de piso bajo la amenaza latente de desatar una rebelión interna.

En sucesivos encuentros con este mundo de intenso cruce de intereses, Zaldívar ha encontrado rostros largos y cejas levantadas cuando habla, en público o en privado, de emprender una “modernización” del Poder Judicial Federal, el cual sigue exhibiendo lastres que ya se notaban antes de la reforma impulsada en 1994 por el entonces presidente Ernesto Zedillo, con la que salió al paso de una descomposición a la vista de todos y encarnada por la eternización de Carlos del Río en la presidencia de la Corte.

En sus redes sociales, Zaldívar ha llamado a que jueces y magistrados federales sepan “leer” los resultados de la elección presidencial de 2018 para acompañarla con transformaciones. Asimismo, en reuniones privadas, ha planteado a sus colegas que “si no cambiamos desde adentro, nos cambiarán desde afuera”. Ello ha puesto los pelos de punta a integrantes de este poder, convencidos de que el tribunal constitucional debe colocarse por encima de las pasiones de la política.

En una determinación más efectista que de fondo, el pleno de 11 ministros que componen la Corte determinó ajustarse el salario para entrar en la tónica de austeridad impuesta por el presidente López Obrador, quien no ha escatimado señalamientos y admoniciones en contra de los privilegios que atribuye al desempeño de un poder del Estado que debe tener una dinámica independiente, entre otros objetivos, para representar un contrapeso a los eventuales excesos y veleidades del Ejecutivo.

Tan no están las cosas para mostrar prisas en este tema, que Zaldívar ha evitado recortar sueldos y prestaciones de jueces y magistrados federales, e incluso ha autorizado gastos suntuosos para dotar de camionetas blindadas y escoltas a varios de sus compañeros ministros (lo que nunca antes había ocurrido), al tiempo que otorga vehículos último modelo a funcionarios de la Corte, como los jefes de ponencia, una pieza clave en los equipos de los propios ministros.

Zaldívar dejó saber durante los últimos meses a un selecto grupo de interlocutores que enfrenta una resistencia feroz en la Corte para emprender cambios de fondo, y con frecuencia identificó a Medina Mora a la cabeza de sus opositores, pese a que en los primeros días de este año, durante la reunión para elegir presidente, el ahora ministro dimitente rompió con su un bloque que le disputaba a Zaldívar la cabeza de la Corte y con ello le abrió el camino para asumir su actual cargo.

Todo este telón de fondo tendrá peso en las siguientes semanas y meses en la lucha de equilibrios y contrapesos dentro del máximo tribunal. Se sabrá entonces si la caída de Medina Mora, la forma en que ésta fue operada, aminora o agudiza las confrontaciones internas. Lo que será ya imposible es plantear que “hubiera” sido mejor manejar esta crisis de otra manera.

rockroberto@gmail.com