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Mario Estrada, de candidato presidencial a traficante del cártel de Sinaloa

A cambio de dinero para su campaña y asesinar a sus rivales políticos, el excandidato presidencial guatemalteco buscó aliarse con el cártel de Sinaloa

Escrito en MUNDO el

Mario Estrada buscaba -por cuarta ocasión- hacerse de la presidencia de Guatemala y como en cada intento anterior, el panorama no parecía favorecedor, su nombre no aparecía ni siquiera en los primeros cuatro lugares de las encuestas más respetadas del país centroamericano.

Había que hacer algo para revertir el problema, sin embargo, Estrada se alió con las personas equivocadas.

El 6 de enero, Juan Pablo González, un hombre cercano al entonces candidato presidencial, recibió en su oficina en la ciudad capital de Guatemala a supuestos miembros del cártel de Sinaloa. Les hizo saber a los narcotraficantes que la campaña de Estrada necesitaba fondos.

Cuatro días después, en un segundo encuentro, los capos cuestionaron a Juan Pablo sobre los beneficios que tendría para ellos que financiaran la campaña de Estada, éste les dijo que si Mario ganaba las elecciones, el cártel de Sinaloa podría utilizar puertos y aeropuertos de Guatemala.

Por si fuera poco, les ofreció nombrar a miembros del cártel dentro del Ministerio del Interior y del Ministerio de Defensa, les pidió a los capos que les diera un listado de tres candidatos para que Estrada eligiera.

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Pasó un mes para la tercera reunión, el 7 de febrero, en ella González fue más allá, les preguntó a los narcotraficantes si podían asesinar a sus rivales políticos que “amenazaban a ganar la elección”.

Fue hasta el cuarto encuentro, el 8 de febrero, que el candidato presidencial se sumó a las negociaciones de forma personal. Mario Estrada les aseguró que ganaría las elecciones sí el cártel de Sinaloa ponía 10 0 12 millones de dólares, con ese dinero prácticamente compraría votos.


Los narcotraficantes propusieron un trato: ayudara al cártel de Sinaloa a transportar cocaína a través de los aeropuertos de Guatemala con destino a Estados Unidos, así, el candidato presidencial recibiría el 10% del valor de la droga que traficara.

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Estrada personalmente aceptó el acuerdo a cambio de financiamiento de campaña. También en esa reunión, ambos entablaron con el cártel de Sinaloa el asesinato de rivales políticos, dieron los nombres de dos de ellos e incluso aseguraron que uno de los aspirantes presidenciales era “fácil” de matar porque tenía muchos enemigos.

El 14 de febrero de 2019, en otro encuentro, los capos del cártel de Sinaloa presentaron a González a un asesino a sueldo para que cometiera los crimines contra los rivales políticos, también les mostraron 5 millones de dólares que serían para la campaña de Estrada.

Una reunión más se concretó el 27 de febrero en un yate del cártel de Sinaloa, en ella Estrada aseguró que su gobierno apoyaría a la organización criminal, reiteró su intención de nombrar miembros del cártel para cargos gubernamentales clave.

También les hizo saber que ya no necesitaban de sus servicios para asesinar a sus rivales políticos, pues alguien más iba a asesinar a uno de los objetivos potenciales, descartando el segundo asesinato pues traería demasiados problemas.

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En las últimas dos reuniones que el candidato presidencial y el cártel de Sinaloa tuvieron detallaron cómo entregarían dinero para la campaña proveniente de Estados Unidos.

La situación parecía controlada por Estrada y González, hasta que fueron detenidos en Miami, Florida, en Estados Unidos.

El gobierno norteamericano les había tendido una trampa, los miembros del cártel de Sinaloa eran realmente agentes encubiertos de la Administración para el Control de las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).

El Departamento de Justicia estadunidense relató paso a paso esta operación encubierta, de la cual tiene grabaciones en audio y video que incriminan a Estrada, así como a González.  Ahora, el excandidato presidencial y su mano derecha podrían enfrentar desde 10 años de prisión, hasta la cadena perpetua.

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Estrada era un viejo conocido en la política de Guatemala. Proveniente de una familia pobre dedicada a la agricultura, logró titularse como ingeniero en la Universidad de San Carlos.

Su vida política comenzó en 1995, cuando se postuló para diputado, elección que no ganó. En contraste, cuatro años después llegó al congreso de la mano del partido Frente Republicano Guatemalteco.

Estuvo caso ocho años en el poder legislativo gracias a una reelección de la cual salió avante.

Posteriormente vinieron sus constantes postulaciones presidenciales: 2007, 2011, 2015 y ahora 2019, todas sin éxito.