Main logo

Diorama

Esta semana en DIORAMA, aquí mis recomendaciones literarias. | Jorge Iván Garduño.

Por
Escrito en OPINIÓN el

Sumergirse en el naufragio (Sexto Piso) de Adrienne Rich.

Sumergirse en el naufragio es el libro de poemas más celebrado de Adrienne Rich. Puede leerse como una respuesta a la tradición en que se inscriben La tierra baldía de T. S. Eliot o los Cantos de Ezra Pound.

La poeta se sumerge en las profundidades de un océano de mitos para explorar los restos de un naufragio. Ese naufragio es nuestra civilización, toda su podredumbre y toda su belleza. Poco a poco se va desprendiendo de todas las historias que rodean al naufragio, hasta quedarse solo con lo esencial.

También se despoja de su cuerpo de mujer, hasta quedarse con un cuerpo primigenio: un cuerpo andrógino, mitad sirena, mitad tritón. Y con él recorre los restos de lo que fuimos. Pero, sobre todo, rescata lo que aún queda intacto y que podrá ayudarnos a reconstruir una nueva civilización, donde la mujer sea un hombre y el hombre, una mujer.

Un nuevo comienzo despojado de historias y de mitos, centrado en la presencia. Un comienzo no de igualdad, sino de identificación, de reconocimiento mutuo de nuestra fragilidad, de nuestra fortaleza, solos frente a la desnudez de nuestros cuerpos.

El valor desconocido (Sexto Piso) de Hermann Broch.

«El mundo arde en nuestro interior, no fuera de nosotros». Richard Hieck, auxiliar de investigación en el observatorio astronómico y aspirante a doctor en Matemáticas, lleva grabadas a sangre y fuego estas palabras que su padre –ser misterioso y siempre ausente– le dijo cuando era peque­ño, palabras que cifran un enigma al que este científico, enamorado de la claridad y la solidez de las matemáticas, es incapaz de sustraerse.

Richard mantiene una relación especial con dos de sus hermanos: Otto, vitalista, bohemio y pintor frustrado, y Susanne, que lleva años preparándose para ingresar en un convento. Los tres parecen encarnar, en última instancia, tres maneras de acercarse al misterio del mundo, tres búsquedas de la verdad: el arte, la religión y el conocimiento puro. Sin embargo, el respeto y la fascinación que Hieck siente por las matemáticas tampoco parecen saciar una sed más profunda, más secreta, una sed que el amor y la muerte (ambos golpeando siempre de la manera más imprevista e intempestiva) acrecentarán.

¿Dónde queda la vida? ¿Dónde su sentido insondable, ese «valor desconocido» que ninguna ciencia puede computar, que ningún saber puede abarcar? Al final, como al principio, sólo queda el vértigo de la existencia.

Con esta deliciosa novela, publicada en 1933 e inédita hasta el momento en nuestra lengua, Hermann Broch, uno de los grandes escritores europeos del siglo XX, nos propone una visión del mundo académico no exenta de crítica y humor y plantea cuestiones (¿cómo conciliar razón y pasión?, ¿cómo vivir?) que siguen siendo tan acuciantes en nuestros días como lo eran en la Europa de entreguerras.

Los viajes más increíbles. Maravillas de la navegación animal (Crítica), de David Barrie.

Todos nos hemos maravillado viendo bandadas de pájaros que vuelan ejecutando lo que parece ser una danza, u observando cómo las cigüeñas anidan cada año en los mismos lugares. En esta obra aves, peces o reptiles encuentran su camino: escarabajos que se guían por la luz de la Vía Láctea; abejas que navegan usando patrones de luz invisibles para los humanos; tortugas marinas que encuentran su camino utilizando el campo magnético de la Tierra.

También salmones que regresan a su lugar de nacimiento siguiendo su olfato, ballenas que nadan miles de millas mientras siguen un rastro de rocas o aves que vuelven a anidar en una pequeña isla después de atravesar un océano. Existe una gran diversidad de sistemas de navegación animal, que a menudo utilizan sentidos y habilidades desconocidos para los humanos.

David Barrie creció en la costa sur de Inglaterra, donde se enamoró del arte de la navegación. A los 19 años cruzó el Atlántico en un yate de 35 pies, en 1981 navegó desde Lymington a las Azores y en 1984 participó como navegante en la China Sea Race desde Hong Kong hasta Manila.