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Comerciantes, albañiles, empleados, estudiantes… clase trabajadora, la víctima

Ellos son sólo algunos de los capitalinos a los que les prometieron un transporte seguro, pero lejos de protegerlos, los dejaron a la deriva

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Escrito en NACIÓN el

La línea 12 del Metro unió a Mixcoac y a Tláhuac, una zona que había sido olvidada por este sistema de transporte. La denominada Línea dorada redignificaría a la clase trabajadora del oriente de la Ciudad de México, que hacía trayectos de varias horas para llegar a su empleo; sin embargo, les falló y les arrebató la vida.

Esta línea fue inaugurada el 30 de octubre de 2012 y desde antes ya se hablaba de problemas en su construcción. Algunas personas la veían con temor o recelo, pero también con la expectativa que causa todo lo que es nuevo.

Cuando la línea 12 del Metro llegó en 2012, los habitantes de Tláhuac tuvieron una oportunidad para ahorrar tiempo y dinero en sus trayectos al trabajo, escuela, o simples visitas a sus familiares, representando una mejor administración de recursos.

"Prácticamente cambió la vida de la zona suroriente; para llegar al centro, sur o al norte de la Ciudad de México que eran al menos dos horas, se disminuyó a una hora. Amigos que van a sus trabajos en Polanco redujeron sus tiempos de traslado", explica Marcos quien antes usaba al menos dos transportes adicionales al Metro más cercano.

En su primer día de operación era posible ver a los usuarios inquietos porque el servicio iba un poco lento, pero nada comparado con el tiempo que habrían hecho en otro transporte. Algunos viajaban por sus 20 estaciones para llegar a su lugar de trabajo, por lo que este método de transporte se volvió el más eficiente para cruzar la capital.

Para dar confianza a la población de que esta línea del Metro era segura, ese 30 de octubre se subieron a hacer el recorrido el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard, y el expresidente Felipe Calderón.

Para la posteridad quedó la fotografía en la que Ebrard Casaubón cortó el listón inaugural acompañado del empresario Carlos Slim Helú, Miguel Ángel Mancera, Cuauhtémoc Cárdenas, Jesús Zambrano y Armando Ríos Piter, entre otros políticos.

Originalmente se planeaba que la línea 12 transportará a 700 mil personas diariamente, en su mayoría habitantes de Tláhuac e Iztapalapa, pero la redignificación para este sector de la población duró menos de nueve años y volvió a dejarlos no sólo en el abandono, sino en medio de una tragedia.

A las 22:22 del 3 de mayo la vida de casi 150 personas que regresaban a su hogar en Tláhuac cambió por completo, cuando al paso del tren colapsó la estructura a la altura de la estación Olivos.

El saldo hasta la tarde del miércoles es de 25 personas fallecidas, 57 que continúan hospitalizadas, 27 que fueron dadas de alta, 15 desaparecidos y 20 que ya fueron ubicados a través de Locatel.

Todos ellos personas que a pesar de la pandemia tenían que salir a trabajar, como la mayoría de los mexicanos, que esperaban llegar a casa para descansar, para cenar y para ver a sus seres queridos, pero para 25 de ellos ya no fue posible.

“Se vino el cimbradero grande y se vio cómo se vino el metro hacia abajo en dos, se hundió”, relató Miguel Córdova, un joven que vive en condición de calle que presenció el accidente y que usualmente dormía debajo del puente que colapsó.

ANGÉLICA SEGURA

“La pérdida de Angélica me hizo detenerme y pensar que llegar a casa es una bendición, no me refiero a Dios o temas religiosos, sino que, a raíz de esto, llegar a casa es un privilegio”, cuenta Fer, compañera de trabajo de Angélica Segura, quien perdió la vida en el colapso de un tren de la línea 12 del Metro.

Angélica trabajaba en una zapatería por 12 horas y pasaba cuatro horas al día en el transporte público para llegar a su trabajo y casa, sólo tenía un día de descanso, en el que se dedicaba a hacer los quehaceres del hogar.

“Se veía que era de esas mujeres luchonas por su familia. Era una señora muy entregada a su trabajo y a su familia, siempre tenía una sonrisa, era muy noble y su familia era primero, siempre”, compartió Fer para La Silla Rota.

Para su hermano, Christian Segura, la mujer de 43 años era "una mujer de bien, trabajadora, que no sólo atendía su empleo asalariado, sino también a su esposo y a sus dos hijos", ambos mayores de edad.

Angélica Segura será recordada por su familia y compañeros de trabajo como una mujer alegre, pese a la carga de trabajo que tenía. “Ella era una todoterreno, llegaba bien tarde, al otro día te despertabas y veías los tendederos llenos de ropa y hasta decías ‘a poco lavó en la madrugada’, era bien responsable en todo”, contó su hermano.

“Es una pérdida irreparable para todos sus compañeros y para su familia, la conocimos como un gran ser humano y gran guerrera, ejemplo para sus hijos que la tendrán en el hasta más alta como una bandera, tan es así que se fue cuando regresaba de su jornada laboral, como una leona que llevaba el alimento a sus cachorros”, expresó Fer su compañera.

NANCY RAMÍREZ

La noche del lunes, Nancy Ramírez, de 44 años, regresaba como siempre a su casa ubicada a 10 minutos del Metro Olivos, pero no llegó. Tras el accidente, se encuentra hospitalizada en el Hospital General de Xoco con fractura de cadera y en estado grave, pero estable.

Nancy es soltera y vive con su familia, trabaja como gerente en una zapatería en Parque Las Antenas, por lo que diariamente hacía el mismo recorrido en el metro, de ida y vuelta.

“Mamá, estoy atrapada, no podemos salir, no podemos salir”, fueron las palabras que Nancy le dijo por teléfono a Ana Álvarez minutos después del accidente, entonces se cortó la llamada. Su madre pudo comunicarse de nuevo con ella y fue cuando le indicó que se había caído el Metro y que le dolía la espalda.

Ana describe a Nancy como una mujer tranquila, alegre y trabajadora. Su tiempo libre lo ocupa para cuidar y consentir a sus cuatro perritos chihuahua, que son su adoración. Sin embargo, ahora se encuentra triste por lo sucedido y está a la espera de que el hospital cuente con lo necesario para operarla.

“Lo que más me preocupa es la salud de mi hija, por eso repito, que este mensaje llegue a las autoridades, que por favor manden esa donación del material, porque es justo que se hagan responsables de los daños que ocasionó el Metro”, enfatizó su mamá.

SERGIO ALVARADO

“Mi hermano es una persona trabajadora, es mi único hermano hombre. No es problemático, es una persona que trabaja, tiene una hija que va a cumplir 15 años”, indicó Fabiola Alvarado, al describir a Sergio René Alvarado Hernández, quien es uno de los lesionados tras el accidente en la línea 12.

Sergio se dedica a dar mantenimiento a computadoras y su medio de transporte siempre fue esa línea del Metro. La noche del lunes, su esposa lo esperaba en la terminal de Tláhuac para que se fueran juntos a su casa, pero entonces ocurrió la tragedia.

Fabiola declaró que su hermano es un hombre hogareño, que se dedica a cuidar a su esposa, a su hija, a su mamá y a sus siete hermanas. Describió que a él le gustan mucho las carreras de automóviles y vestirse con ropa de estampado militar.

Actualmente, Sergio se encuentra internado en el Hospital General de Xoco, con fractura en la cadera y a la espera de que lo operen, porque los médicos no tienen material para hacerlo. Su hermana detalló que a consecuencia del accidente tuvo siete costillas rotas, le dio un infarto, y se le inflamó el cerebro, pero “gracias a Dios evolucionó bien”.

REMIGIO GAYOSSO

Remigio Gayoso Rosales, de 42 años, es uno de los lesionados que dejó el colapso de la línea 12 del Metro a la altura de la estación Olivos, en la alcaldía Tláhuac.

Remigio es vendedor de pizzas, tiene dos puestos propios en Periférico Oriente, por lo que diariamente usaba el Metro para volver a casa con su familia: su esposa y sus dos hijas de tres y cinco años, relató su cuñada Isabel Trejo

“Mi hermana está un poco más tranquila, mis sobrinas están en casa, no saben nada de su papá, pero están bien gracias a Dios”, indicó Isabel, quien explicó que, a casi dos días de la tragedia, Remigio no ha sido operado de la pierna y del brazo porque no hay material para hacerlo en el Hospital General de Balbuena.

BENITO Y JOSÉ ALVARADO

Benito y José Alvarado Nieva, de 51 y 52 años respectivamente, son comerciantes y tuvieron la mala suerte de subirse al Metro que colapsó la noche del lunes en la estación Olivos.

Su hermana Columba Alvarado Nieva, notablemente afligida, relató que sus hermanos se dirigían hacia su casa en Chalco, donde los esperaba su familia. Al ver que era tarde se preocuparon y fue entonces que se enteraron del accidente.

José tiene un hijo y Benito se volvió el sustento de la familia de Columba luego de que quedó viuda hace poco tiempo. Por eso ella expresó: “Me preocupa que ellos lleguen a morir, porque tiene poco que falleció un hermano, en seguida mi esposo. Le tengo mucho pánico a la muerte”. 

MIGUEL VÁZQUEZ CASTELLANO Y CRISTIAN LÓPEZ

Cristian López Santiago y Miguel Ángel Vázquez Castellano, de 41 y 24 años respectivamente, compartieron sus últimos momentos de vida aún sin conocerse.

Ambos regresaban de sus trabajos como oficinista y mudancero en la Ciudad de México, a bordo del convoy de la línea 12 del Metro que se desplomó el pasado lunes por la noche.

“Le tocó la mala suerte ese día porque sale de trabajar, toma la línea y la verdad fue algo que no se esperaba en este momento”, contó Guillermo, tío de Miguel.

Ambos vivían en el municipio de Valle de Chalco y a diario tenían que utilizar esa línea para llegar a la capital del país e iniciar con sus jornadas de trabajo. Por la noche, iniciaron su camino de regreso al Estado de México, tomaron el tren rumbo a la terminal de Tláhuac, pero a tres estaciones de llegar, sus sueños colapsaron.

Cristian López Santiago era padre de familia de dos pequeñas. Llegó al Estado de México desde la Costa Chica de Oaxaca a la edad de 14 años. Había superado la covid-19 en enero pasado y en febrero había regresado a sus actividades de forma intermitente.

“Él todavía tenía muchas secuelas, había noches que tenía que dormir con oxígeno, y ahora por una imprudencia nos lo quitan cuando se lo habíamos arrancado a la muerte”, cuentan sus familiares.

Miguel Ángel Vázquez Castellano era originario de Chiapas, pero había decidido, junto a su familia, tomar unas vacaciones en el municipio de Valle de Chalco. “Vinieron de Chiapas a pasar vacaciones que se prolongaron a tres meses y consiguió trabajo”, explica su tío.

Cada mañana viajaba desde la colonia Xico Tercera Sección a la Ciudad de México para apoyar en la mudanza de familias de la capital del país y lograr sacar adelante a su hija.

“Lo que más nos duele es que deja a su niña de dos años y que sus vacaciones, que originalmente sólo eran vacaciones, terminaron sin la presencia de su papá”, comenta.

Ellos son sólo algunos de los capitalinos a los que les fallaron las autoridades, porque les prometieron un sistema de transporte seguro que los llevaría de su casa al trabajo y de regreso, pero lejos de protegerlos, los dejaron a la deriva.


NANCY LEZAMA

Nancy Lezama le dio el último regalo de cumpleaños a su hermana menor horas antes de morir. Ambas viajaban en el tren que sucumbió de la línea 12 del Metro. Ella murió, Tania está gravemente herida en un hospital.

Las hermanas se quedaron de ver el lunes por la noche en plaza las Antenas, porque Nancy le compraría su obsequio a su hermana por sus quince años, los cuales cumplió el 29 de abril.

Con el regalo en mano, Tania y Nancy abordaron un tren en la estación Periférico Oriente de la línea 12 dirección Tláhuac ya que se dirigían a su casa en San Juan Ixtayopan. Pero ya nunca llegaron.

"Eran inseparables, siempre estaban juntas", dijo Adriana prima de ambas jóvenes y quien describió a Nancy como una chica alegre y como una buena hija.

La joven de 22 años dejó sus estudios para trabajar y ayudarle con los gastos a sus padres. Ella laboraba en una tienda departamental de la plaza Antenas, donde hace dos días al terminar su jornada laborar vio a su hermana para comprarle su regalo.

Nancy era uno de los cuatro hijos que concedió el matrimonio Lezama, quienes hoy velaron a su hija mayor, mientras su hija menor era operada de la pelvis en un hospital privado de la colonia Roma.

Las hermanas tenían sueños y metas juntas, querían viajar por el mundo y aprender otros idiomas, ahora una está grave en un hospital y su otra mitad ya descansa en paz.


MJP